¿Alguna vez te has parado a pensar en el papel que ocupa el entorno que nos rodea en las elecciones que hacemos con respecto a nuestra alimentación?
Y, ¿lo que nos determina ese entorno en ciertas ocasiones a la hora de desarrollar diferentes hábitos y conductas durante las etapas de nuestra vida?
Las decisiones que tomamos, nuestra alimentación, el estilo de vida, los gustos, las creencias, los hábitos de nuestro día a día… todo ello va cambiando con el paso del tiempo y se ve influido por nuestro entorno, que también es cambiante. Es tal la influencia, que puede convertirse en nuestro aliado, como un impulso para poder lograr aquello que queremos alcanzar o, por el contrario, podemos sentir que estamos luchando “a contracorriente”.
Debemos asumir que el entorno nos condiciona en cierta medida los pasos que vamos dando en la vida, en los hábitos que adquirimos, las percepciones que tenemos o en el hecho de conseguir un objetivo. Y que no siempre tendremos la oportunidad de cambiarlo.
Desde que somos pequeños, nuestra familia (que es nuestro “primer entorno”) va a determinar los primeros hábitos y conductas. Y según crecemos, podemos fortalecerlos o desaprender lo aprendido. Los comentarios de nuestros familiares, amigos, pareja o lo que vemos en medios de comunicación nos pueden influir en nuestras elecciones, ya que si no se lleva el mismo estilo de vida puede complicar el inicio de un cambio.

Si te has marcado algún objetivo, la situación del entorno puede que no te deje aspirar al cien por cien a ello. Pero no hay que olvidar, que lo importante es llegar hasta donde se pueda e ir poco a poco.
Nunca es tarde para asentar las bases de una alimentación saludable, si este es tu objetivo. Pero para poder avanzar durante el proceso, hay que entender la situación y el entorno desde donde partimos.
Para ello, te propongo un cambio de perspectiva:
¿Y si nos convertimos nosotros en ese “entorno”, siendo capaces de influir a los que nos rodean con unos buenos hábitos, potenciar la motivación propia y la de los demás? De tal manera, que podamos nosotros mismos tomar las riendas sin querer adoctrinar ni juzgar las elecciones ajenas, si no, siendo una fuente de inspiración para ellos.